Introducción:
La salsa bechamel, también conocida como salsa blanca, es una de las salsas madre de la cocina clásica francesa. Es la base de innumerables platos, desde lasañas y croquetas hasta gratinados y soufflés. Su textura suave y cremosa la convierte en un acompañamiento perfecto.
Aunque pueda parecer intimidante, la bechamel es sorprendentemente fácil de preparar en casa. Con solo unos pocos ingredientes básicos y siguiendo unos sencillos pasos, puedes crear una salsa deliciosa y versátil. Esta receta te guiará a través del proceso.
Esta salsa no solo es deliciosa por sí sola, sino que también sirve como base para crear otras salsas. Añadiendo queso, hierbas o especias, puedes transformarla en una salsa completamente nueva. Su versatilidad es una de sus mayores ventajas.
Por qué te encantará esta receta:
Esta receta de bechamel es la definición de simplicidad y elegancia. Con ingredientes que probablemente ya tienes en tu despensa, puedes crear una salsa que elevará cualquier plato. Es una receta básica que todo cocinero debe dominar.
Es increíblemente versátil. Puedes usarla como base para lasañas, canelones, croquetas, o simplemente verterla sobre verduras al vapor o pasta. Las posibilidades son infinitas. Se adapta a una gran variedad de platos.
Es mucho más sabrosa que la bechamel comprada en la tienda. La bechamel casera tiene un sabor fresco y auténtico que no se puede comparar con las versiones preenvasadas. Además, no contiene conservantes ni aditivos artificiales.
La receta es fácil de seguir, incluso para principiantes. Los pasos son claros y sencillos, y no se necesitan técnicas culinarias complicadas. Con un poco de práctica, dominarás esta salsa en poco tiempo.
Finalmente, es una receta económica. Los ingredientes son básicos y asequibles, lo que la convierte en una opción perfecta para cualquier presupuesto. No necesitas gastar mucho para disfrutar de una salsa deliciosa y de calidad.
INGREDIENTES QUE NECESITARÁS:
Para preparar esta salsa bechamel clásica, necesitarás solo unos pocos ingredientes básicos. La calidad de los ingredientes influirá en el sabor final de la salsa, así que intenta usar los mejores que puedas encontrar.
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Mantequilla sin sal: La mantequilla aporta riqueza y sabor a la salsa. Asegúrate de usar mantequilla sin sal para poder controlar mejor el nivel de salinidad de la salsa. 50 gramos, o aproximadamente 3 cucharadas.
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Harina de trigo (para todo uso): La harina actúa como espesante, creando la textura cremosa característica de la bechamel. La harina de trigo común es perfecta para esta receta. 50 gramos, equivalentes a 3 cucharadas.
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Leche entera fría: La leche es la base líquida de la salsa. Es importante que la leche esté fría para evitar que se formen grumos al añadirla a la mezcla de mantequilla y harina. 700 ml, o aproximadamente 3 tazas. Se puede necesitar un poco más para ajustar consistencia.
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Sal fina: Para realzar el sabor de la salsa. Una pizca generosa suele ser suficiente, pero ajusta la cantidad a tu gusto.
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Pimienta blanca recién molida: La pimienta blanca aporta un toque sutil de picante y un aroma delicado. Si no tienes pimienta blanca, puedes usar pimienta negra, pero el sabor será un poco más intenso.
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Nuez moscada recién rallada (opcional): La nuez moscada añade un toque cálido y aromático a la bechamel. Es un ingrediente clásico, pero puedes omitirlo si no te gusta o no lo tienes a mano. Una pizca pequeña es suficiente.